Atlantis Neo-06

Un joven astronouta aterriza de forma sorpresiva en el patio de un colegio.

Camilo también es un ángel

Camilo, que ha nacido de una relación incestuosa intenta desesperadamente sobrevivir.

Una Teoría de tu belleza

Las Aventuras, desesperanzas, y afanes de una familia en Cosquin .

Cartas a Verónica

Verónica,cada vez, que puedo recordarte, al encontrarme con tu mirada, me voy retirando de ella, con la pasión de entonces.

Los sueños de Konie

Los sueños de una joven de secundaria que intenta superar sus sombras del pasado,y se proyecta como una mujer libre,espontánea, natural.

miércoles, 2 de octubre de 2019

Cartas a Verónica Entrada LXXVII


Cartas a Verónica Entrada LXXVII

Te miro de reojo, y te busco. Te busco en todo lo que pueda alcanzar mi vista.
También en el viento que va dispersando tus aromas, esos aromas que también busco, esos perfumes que todavía conservo. 


El tintineo de tu voz me acompaña, esa voz que a veces silbaba de alegría, empujado por esa suavidad, me iba detrás de ella. Empujado por tu magia, me deslizaba fascinado pisando tus huellas.
Luego, mis manos se posaban en tu cintura, y me experimentaba repleto de tus miradas.
Era evidente, tenía que salir a buscarte. Tú concentrabas todo mi interés.
A tu lado mi amor, recogía al universo en la palma de mi mano, y lo ofrecía como inequívoca muestra de mi amor. Sí, no me equivoco, tampoco me engaño, al parecer me correspondías.

Verónica, quédate, sin que se perturbe el pensamiento.
Brilla intermitente en mis recuerdos, en marcos dorados que hablan de largos paseos por tus pechos.
Continúa, o, persiste en tu caminar, sin que alteres la cadena de tus besos. Recuerda, como las nubecillas de humo alentaban nuestras pasiones.
Inquieto vacilaba en tus besos, dibujando tu belleza en el infinito del cielo.

Nublado, o empapado de ti, ahora yo te recuerdo. Tu vestido amarillo, flameando, tocado por el viento. 

Tus pies descalzos, avanzando, explorando lentamente los caminos que nos llevaron.
Toda tu luz, disuelta en una tarde de campo, en caminos polvorientos…, allí nuestros sueños sembramos.

Súbete a mi recuerdo, rompe a llorar esta tarde de domingo yo quiero recordar.
Declárame con voz rota, que me amas y me esperas. Sonríe entre tus lágrimas. ¡Ven aquí!, mi alma te llama. 


Abre mis ojos, susurra a mis oídos, siéntate a mi lado. Apóyate en mi regazo, espera un momento…, ninguno de los dos habla. Sólo un lejano eco, replica, (replica como un eco), que yo te amo.
Continúa en mi regazo, suspira en mi pecho. Recuerda aquellas noches de primavera, te di mis primeros besos…, tú, eras mi estrella. Eran, tus grandes ojos rebosantes de luz, quienes me daban la vida, ahuyentabas el pálido invierno, dabas calor a mis poemas. 

Quédate sin que se perturbe mi pensamiento. Acerca a mí el cáliz de tu amor, extiende tus manos al cielo…, lléname de tus deseos.
Perdona que te recuerde, bajo siete grados, extraño tus besos. 

Vicente Alexander Bastías